
Querida Lucia:
Siempre estará en mi corazón, como una segunda madre, una guía y una amiga, recuerdo los momentos que pasamos juntas, riendo, llorando, compartiendo secretos y sueños, su amor y apoyo incondicional me ayudaron a crecer y a ser la persona que soy hoy.
Era una mujer increíble, con un corazón lleno de amor y una sonrisa que iluminaba cualquier lugar, tu presencia era un regalo, y tu ausencia es un vacío que nunca podrá ser llenado.
Recuerdo las veces que me llevaba a pasear, a comprar ropa, a comer helado, recuerdo las noches que pasamos hablando hasta altas horas de la madrugada, compartiendo historias y risas.
Tantos sentimientos juntos en la forma en que me miraba, con ojos llenos de amor y orgullo, su partida me ha dejado un dolor profundo, pero también me ha enseñado a valorar cada momento que compartimos juntas me ha enseñado a apreciar la vida y a no darme por vencida.
Con el paso del tiempo me enseño a ser fuerte, pero nunca podré serlo tanto como Usted, lo fue porque para mi, era mi guerrera.
Lastimosamente no pudo ganar la batalla en los pasos del tiempo, pero nunca dejó de luchar y pelearla hasta el final.
Quiero que sepa que siempre estará conmigo, en mi corazón y en mis recuerdos.