
Cada 21 de septiembre, mientras la primavera florece en Argentina, miles de estudiantes celebran su día con alegría, encuentros y actividades recreativas. Pero detrás de los festejos, el Día del Estudiante invita a reflexionar sobre el rol que ocupan los jóvenes en la construcción de una sociedad más justa, crítica y participativa.
La fecha no es casual, coincide con el inicio de la primavera, símbolo de renovación, y con el aniversario de la llegada de Domingo Faustino Sarmiento a Buenos Aires tras su misión educativa en Estados Unidos. Este vínculo histórico con la educación nos recuerda que ser estudiante no es solo asistir a clases, sino comprometerse con el conocimiento, la curiosidad y el cambio social.
En tiempos de hiperconectividad, crisis ambiental y desafíos democráticos, ser estudiante implica mucho más que aprobar materias. Es asumir una postura activa frente al mundo, cuestionar lo establecido y buscar nuevas formas de aprender y transformar. Las juventudes argentinas han demostrado, una y otra vez, que pueden liderar luchas por la equidad, los derechos humanos y la justicia climática.
Sin embargo, no todos los estudiantes acceden a las mismas oportunidades. Las brechas digitales, económicas y territoriales siguen marcando diferencias profundas. Por eso, este día también debe ser un llamado a garantizar una educación pública, inclusiva y de calidad para todos.
Los festejos del Día del Estudiante son una tradición que fortalece vínculos y genera espacios de encuentro. Pero también pueden ser una oportunidad para visibilizar problemáticas, impulsar proyectos solidarios y promover el protagonismo juvenil. ¿Por qué no convertir cada picnic en una jornada de reflexión, arte y compromiso?
El Día del Estudiante no debe reducirse a una efeméride alegre. Es una fecha que interpela a toda la sociedad: ¿Qué lugar damos a nuestros jóvenes? ¿Qué educación estamos construyendo? ¿Qué futuro soñamos junto a ellos?
Celebrar el Día del Estudiante es, en definitiva, celebrar la esperanza. Pero también es asumir el desafío de acompañar, escuchar y empoderar a quienes tienen en sus manos el mañana.