
Cada 10 de septiembre, el mundo se detiene por un momento para mirar de frente una de las crisis más silenciosas y devastadoras de nuestra era: el suicidio. Con más de 720.000 muertes al año a nivel global, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta problemática se ha convertido en una emergencia de salud pública que exige acción colectiva, empatía y compromiso.
Este año, bajo el lema trienal “Cambiar la narrativa” (2024–2026), la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y la OMS invitan a derribar el estigma que rodea a la conducta suicida y a promover una cultura de comprensión, escucha activa y prevención.
El suicidio es la tercera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años, y afecta de manera desproporcionada a hombres, quienes representan casi el 80% de los casos fatales. En Argentina, entre abril de 2023 y abril de 2025 se registraron más de 15.800 intentos de suicidio, con un promedio de 22 por día. Estas cifras no solo reflejan el sufrimiento individual, sino también las fallas estructurales en el acceso a la salud mental, el acompañamiento emocional y la contención social.
Contrario al mito de que hablar de suicidio lo promueve, los expertos insisten en que abrir espacios seguros de diálogo puede ser una herramienta poderosa de prevención. “La mayoría de las personas que están considerando el suicidio desean hablar de ello. Nuestro rol principal es escuchar sin juicios”, afirma el psicólogo Diego Leal.
Evitar frases como “no es para tanto” o “todo estará bien” y, en cambio, validar el dolor emocional, mostrar calidez y ofrecer ayuda profesional, puede marcar la diferencia entre la desesperanza y la posibilidad de reconstruir la vida.
Algunas señales que no debes ignorar
- Comentarios sobre querer morir o sentirse una carga
- Cambios drásticos en el estado de ánimo
- Aislamiento social repentino
- Conductas autodestructivas o de despedida
- Abuso de sustancias
Reconocer estas señales y actuar con empatía es fundamental. La prevención no es solo tarea de profesionales: todos podemos ser parte del cambio.
La prevención del suicidio no se limita a campañas de concientización. Implica transformar las condiciones sociales que lo alimentan: mejorar el acceso a la salud mental, combatir la soledad, garantizar oportunidades laborales dignas y promover entornos seguros y empáticos.
Este 10 de septiembre, tomemos 40 segundos para mirar a nuestro alrededor, para preguntar cómo está alguien, para decir “te escucho”. Porque cada gesto cuenta. Porque cada vida importa. Porque cambiar la narrativa es, también, cambiar el destino de miles de personas.