
Cada 3 de junio, Argentina recuerda el nacimiento de uno de sus más grandes próceres: Manuel Belgrano. Su legado abarca múltiples facetas que fueron fundamentales en la construcción de la identidad nacional y el desarrollo de la patria. Sin embargo, ¿realmente se le da el reconocimiento que merece?
Belgrano no solo fue el creador de la bandera nacional, sino también un pensador y estratega que luchó por la independencia y por el progreso de la sociedad. Como economista, impulsó ideas de desarrollo productivo y educación, sosteniendo que el conocimiento era clave para la libertad. En el ámbito militar, lideró ejércitos con gran valentía, a pesar de no ser un soldado profesional.
A pesar de su importancia, en muchas ocasiones su figura ha sido opacada por otros líderes de la independencia. Su entrega desinteresada por el país lo llevó a morir en la pobreza, un reflejo de cómo, incluso en la actualidad, la historia no siempre valora como debería a quienes ponen el bienestar colectivo por encima del personal.
Recordar su natalicio no es solo un acto protocolar, sino un compromiso con los valores que defendió: educación, trabajo, igualdad y soberanía. Argentina necesita reivindicar su legado y asegurarse de que su historia inspire a nuevas generaciones. Manuel Belgrano no solo pertenece al pasado, sino que su ejemplo sigue vigente en la construcción de un país mejor.