Hoy celebramos por quinta vez en nuestra escuela la fiesta de la Pachamama. A muchos, esta celebración nos llena de emoción, otros la toman con curiosidad y asombro y quizás a otros se le arremeten sentimientos de resistencia, confusion o incluso rechazo.
Cualquiera sea nuestra postura, es innegable que Iglesia, es un Pueblo andino, desde lo geográfico hasta la historia e incluso la prehistoria cultural del territorio y sus habitantes. La influencia del Pachamama Raymi en la identidad cultural andina es trascendente. Esta festividad actúa como un hilo conductor que entrelaza pasado, presente y futuro, reforzando el orgullo cultural y la solidaridad entre las comunidades indígenas y el territorio.
Al participar en las celebraciones del Pachamama Raymi, los miembros de la comunidad, especialmente los jóvenes, tienen la oportunidad de conectarse con sus raíces culturales. Esto es crucial en una era donde la globalización tiende a borrar las diferencias culturales y a continuar colonizando con celebraciones como Halloween, la figura de Papa Noel, el conejito de Pascuas, etc. todas estas ajenas a nuestra ancestralidad y tan foráneas como desprovistas de propósito y contexto. Mientras que ell reconocimiento y la práctica de las tradiciones de nuestros pueblos originarios ofrecen una sólida base de identidad y pertenencia cultural.
La festividad también fomenta el uso del idioma quechua, así como otras lenguas nativas de los Andes, como el Huarpe en la region de Cuyo. Estas prácticas lingüísticas son esenciales para la preservación de la riqueza cultural de las comunidades andinas de las cuales somos parte, tal como lo atestiguan el Qapac Nan y tantos otros restos arqueológicos, lingüísticos y genéticos presentes en el Dto. de Iglesia.
No menos importante, la celebración de la Pachamama Raymi imparte un fuerte mensaje de sostenibilidad ambiental, que hoy es más relevante que nunca en el contexto actual del cambio climático, la degradación de los ecosistemas y los avances extractivistas. Esta festividad recalca la necesidad de mantener un equilibrio cuidadoso y amoroso con la naturaleza.
La práctica del respeto y la gratitud hacia la Madre Tierra como un ser vivo, fomentan un uso más consciente y menos explotador de los recursos naturales. La ofrenda durante el Pachamama Raymi no es solo simbólica, también lleva consigo el compromiso de proteger y restaurar los ecosistemas dañados y el repensar nuestras actitudes y acciones cotidianas.
En un mundo donde el consumismo y la rápida explotación de recursos son la norma, el diagnóstico andino de que la Tierra es un ser vivo y que debe ser cuidada y honrada resuena como un potente llamado a la acción. La integración de estas prácticas ancestrales en políticas ambientales modernas podrían llevar a enfoques más holísticos de conservación, lo cual es imperativo.
Agradezco a los directivos de la escuela por acompañar esta iniciativa un año mas; a los docentes y alumnos por ser parte activa; también doy gracias a mi amigo Juan Pablo Ceballos por venir desde Barreal para dirigir la ceremonia; a la profe Natalia Davila por el entusiasmo de siempre como así también a todos los docentes del area técnica que hicieron que la ofrenda sea abundante y representativa de la labor que hacen en nuestra comunidad educativa.
Finalmente, anhelo de todo corazón que esta celebración se vuelva tan propia y significativa en la EACS como cualquier otra celebración o acto mandatorio… donde el mandato venga desde el sentir profundo y no simplemente del cumplimiento y la obligación institucional.
Sumak Tinku – Sumak Pachamama Raymi!!!
Con cariño y gratitud, el profe Antonio.



Qué bueno que recuperemos nuestras raíces y vayamos dejando de lado el eurocentrismo, que considera que la modernidad, el progreso, la ciencia y la racionalidad nacen exclusivamente en el viejo continente y tiende a invisibilizar o subordinar las historias, saberes y experiencias de otros pueblos, especialmente los colonizados. Felicitaciones a la comunidad educativa de la EACS !